Hace poco he recordado lo bien que me sentía hablando de cualquier cosa durante horas. Emocionarme y dejar que asomen lágrimas...reirme hasta que duela. Sentir en definitiva que eso que ocupa parcelas de mi mente es algo real y puede tener su momento si dejo que salga.
A veces se nos olvida la importancia de la comunicación en cualquier ámbito.Nos hemos vuelto hermitaños de las palabras...cerramos el circulo de las historias y no dejamos que fluyan..son libres, necesitan su espacio y su tiempo para desarrollarse. Si se lo negamos, más tarde o más temprano, las palabras se agolparan en la garganta esperando a alguien que se preste a escuchar. Saldrán, desordenadas y llenas de carga, esa carga emocional que les otorga la oscuridad y el silencio.
No quiero extenderme demasiado...al fin y al cabo, todos tenemos historias que contar...pero reflexionar sobre esto nos ayuda a superar lo superable y vencer el miedo a no ser escuchado como corresponde.
Gracias a esas personas que nos dedican su tiempo...posiblemente nunca lleguen a saber lo importantes que han sido en ese momento y que ya han escrito un capítulo más en nuestra historia.
Mil Gracias